sábado, 12 de febrero de 2011

Y allí estaba ella

Y allí estaba ella, animal, como siempre. Ocupando ese lugar que debería pertenecerme, donde yo deseaba dormitar. Y allí estaba ella, acurrucada entre tus piernas, sin saber que te tiene, sin saber que su estadía puede prolongarse por siempre, mientras yo, deseoso, me quedo alejado de tus ventanas y sus barandas.


Motas de polvo que vuelan en tu habitación, donde yo nunca he estado, pero que podría retratar como la palma de mi mano. He contado las noches frías en las que has llorado y he bendecido las mañanas en las que despiertas contento y saltando. He revivido cada recuerdo de tu infancia y he recorrido tus labios con los míos.


Ella, dichosa, pequeña y menuda, ojos felinos que duermen a tu vera. Extremidades inmundas que se atan a tu cadera y yo, a lo lejos, esperando respuestas y oportunidades. ¿A dónde se fue mi deseo de enjuagar tu cuerpo con mis sales? ¿A dónde se fueron los pensamientos donde te pinto con mis dedos? Se esconden en el cajón bajo tu cama, esperando que los descubras. Así como yo espero que tus ojos verdes me descubran a mí.

Fotografía: @GsusMatta

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