Quiero un par de labios para besar
Un ombligo en el cual dormir
Dos piernas para caminar cuando las mías estén cansadas
Otros ojos para ver llorar
Una sonrisa tonta y discreta
Dos manos que sepan compartir de la manera en que las mías lo hacen
Otro cinturón que soltar al final del día, aparte del mío
Un paraíso de incienso eterno y efímero
Quiero otras ideas en mi cabeza
Unas nuevas manías a las cuales colgarme
Diez nudillos que me recorran el cuerpo
Y una voz dulce para escuchar antes de dormir
Una voz que me pregunte que qué tal me fue hoy
Unos pies fríos para sentir bajo las sábanas
Cálidos abrazos al medio día
Y quizá una partida de cartas donde yo aprenda a perder
Quiero dos orejas para recorrer con mis dedos
Una frente que para besarla deba subir los talones
Un bosque oscuro bajo su abdomen
Alguien que me deje cocinarle en las mañanas
Otros párpados para cerrar y soñar
Y mil palabras que no estén rotas
Una utopía inmensa, perfecta y fugaz
Esa persona podría ser yo.
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