lunes, 5 de abril de 2010

Mariposas Ciegas

Es una tontería intentar sacar de mi cabeza las palabras que me dijiste ese día, tenía tiempo sin verte, sin hablarte, sin oírte. Esas palabras las que bailan entre mis neuronas o dónde sea que se almacenen tus recuerdos en mí, esas palabras, frases y letricas que me aruñan la espalda. Yo sé, y algo me dice que no debo pensarte, que por las noches después de acostarme debería rezar un Padre Nuestro en vez de repetirme tu voz una y otra vez hasta quedarme dormido. Tenía tiempo sin verte, y más aun sin sentir esas mariposas de las que también me hablaste, o no era a mí, pero yo escuché bien.

Por las tardes me cuentas como son los besos del niño aquel mientras yo te felicito porque logras lamer la felicidad de vez en cuando y eso me alegra, pero por dentro las mariposas tejen jaulas y se vuelven ciegas y se golpean unas con otras.

Me has enseñado que sí me gusta hablar por teléfono, que si me gusta quedarme callado escuchándote, a ti y a tus palabras, las que sin darme cuenta me penetran y se van llevando trocitos de mí, ¿para qué? No lo sé, supongo que los tienes en tu pecho y aún no te das cuenta, porque no puedo ser obvio, porque tú ahora tienes un novio y yo ahora mismo tengo insomnio.

; 28 Noviembre 2009

1 comentario:

  1. eres genial...y lo escribes lo es aun más :)
    un abrazo, que tengas un lindo día :D

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